En vista de que ese Dios voluble y caprichoso que es Eolo, ha decidido no darnos tregua y nos ha obligado a abandonar nuestros planes de navegar por el estrecho, pienso que puede ser una buena idea aclarar una duda que algunos ya me han planteado: ¿por qué el cambio de nombre? y mas todavía, ¿por qué Quimura?
Comenzaré por la segunda que me parece mas interesante.
Quimura no es mas que es el territorio que habito. Un espacio vital a caballo entre el reino de la locura y el imperio de la quimera. Ha sido mi hábitat desde que casi tengo uso de razón. De niño me rodeaba de un mundo de honor y aventuras, de respeto y valor leyendo libros y mas libros mientras que mis compañeros de colegio jugaban al fútbol Luego, en mi adolescencia, puse todo ese bagaje en práctica convencido de que el mundo se podía cambiar.
Se puede comprobar que cumplía escrupulosamente con la definición que la Real Academia ofrece de la palabra quimera: Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo.
En la persecución de esas quimeras y sin dudar un momento sobre su viabilidad, he acometido actos y me he enfrentado a situaciones que, para cualquier observador sensato, se podrían haber definido como faltas de juicio y sin razón alguna. O sea, de nuevo encajaría en la descripción que la R.A.E. hace de la palabra locura.
Permitidme no precisar más. Es agua pasada. Solo pretendo situar mi personalidad en unas coordenadas concretas: las de Quimura. Siempre a caballo entre esos dos mundos.
Ya a punto de entrar en la tercera edad, compruebo que sigo moviéndome en el mismo terreno. Porque decidme: ¿Es o no es una quimera pretender que un tipo que nunca ha navegado, pese a que siempre soñó con hacerlo, decida lanzarse a esa aventura cuando dos tercios de su vida ya han pasado de largo? ¿No es una locura que, además, lo que quiera es dejar todo atrás para dedicarse, todo lo que el cuerpo le aguante, a vivir en el mar?
Quimura es contestar SI a ambas preguntas y además estar convencido de lograrlo.
Creo que no hay mucho más que decir. Está claro por qué el nombre de mi blog es ahora Quimura y también será e nombre que le de a mi barco el día que lo consiga. ¡Que llegará sin dudarlo!
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