Tengo la inmensa suerte de poder navegar con un buen amigo. Un Malbec de 29 pies esta siendo el barco en el que voy aprendiendo a vivir y moverme en el mar. Un día el capitán me comentó que estaba pensando en volver a instalar la mesa del salón, retirada para hacer el barco más regatero. Pero no quería que ocupase lo mismo que antes y se le había ocurrido engancharla al palo mediante uno de los patines que sirven para envergar la mayor y que abatiese y abrazase el mástil. Así que, ni corto ni perezoso, me ofrecí a modificar la vieja mesa y adaptarla a lo que deseaba el patrón. He de decir que los trabajos en madera no me son ajenos ya que, por pura afición, en mis años jóvenes curse tres años de ebanistería en la Escuela de Artes y Oficios.
Aquí os presento todo el proceso por si a alguien pueda servirle la idea.
Este es mi equipo de herramientas, como veréis la mayoría son manuales.
Esta es la mesa original. Solo había quitado las alas abatibles cuando se me ocurrió la idea de fotografiar todo el proceso. Tampoco aparecen los dos tubos metálicos que la servían de pie y que iban soldados a la plancha de la quilla.
Quitar las escuadras que sujetaban las alas cuando se desplegaban fue fácil. También quitar todos los herrajes. Luego se trataba de desmontarla sin destrozarla. Pensaba que todo estaría encolado y con enlaces pero me equivoqué. Lo que yo pensé que eran espigas solo eran tapas de madera que ocultaban la cabeza de los tornillos.
Una vez con la mesa central separada del cajón, tenía que fijar la tapa del antiguo botellero
Primero realicé dos orificios de 8 mm. en el interior del hueco de la mesa, en cada una de sus partes estrechas.
En la tapa que debía fijar, también realicé dos orificios de 8 mm alineados con los que tenía en el hueco.
Esto me permitiría espigar ese lado que quedaría oculto a la vista. El otro lado era mas complicado. Primero tuve que marcar exactamente el alineamiento con los dos orificios del hueco
Coloqué dos espigas encoladas en el hueco de la mesa y otras dos en la tapa. De esta forma las dos espigas de la tapa se introducían perfectamente en los orificios del hueco y las que estaban fijas en este coincidían con las cajas hechas en la tapa. Solo me quedaba cubrir con masilla, después de haberlas encolado bien, la parte que quedaba a la vista
Aquí tenéis dos imágenes, ya con el sellado incorporado, de como queda por
debajo y por arriba
El siguiente paso consistió en modificar las alas abatibles. En origen tenían una forma trapezoidal y se mantenían abiertas mediante escuadras de madera sujetas con bisagras al cajón botellero.
En estas fotos se puede ver como eran antes de la reforma.
Primero desmonté las bisagras y los ganchos y luego, con mucho cuidado, logré quitar los junquillos, sin que se rompieran, usando un formón.
La idea del patrón era hacerlas rectangulares y no demasiado anchas. Como su lado estrecho medía 18 centímetros usé ese tamaño como referencia y recorté las alas a esa medida.
Lo que sería la pata de la mesa la he sacado de una de las planchas del cajón, la que estaba entera.
Y la recorté a una anchura de 25 centímetros, uno menos que el cuerpo central de la mesa donde se fijaría mediante unas bisagras. Así quedó.
Terminado el proceso de corte, dediqué un tiempo a sellar todos los orificios que dejaron los tornillos y los tapones que los cubrían. Para ello usé en unos casos cera de sellado y en otros, cuando los agujeros eran mas grandes, espiga de madera que luego cortaba a ras de superficie.
El siguiente paso consistió en el canteo de la parte cortada de las alas y de la pata. He usado canteo de roble del que se pega mediante una plancha caliente.
Después de una buena mano de lija a todo el conjunto, cuerpo central y alas, ataqué la misión de adaptar los junquillos que se desmontaron al inicio a las nuevas medidas
Tras cortarlos a la medida y lijarlos se fijaron de nuevo en las alas usando Pattex, un pegamento de contacto.
Con eso se finalizaban los trabajos de la madera. solo quedaba dar tres manos de barniz marino que dieron este resultado
La parte complicada iba a consistir en el diseño y fabricación del herraje que permitiría la sujeción de la mesa al palo y que abatiese sobre el. Tras realizar varias pruebas en papel hasta dar con la solución definitiva, me decidí a convertirlo en una pieza real. Primero compré un perfil rectangular de acero marino de calidad 316.
De ahí corte una pieza de 6 centímetros a la que luego corté uno de los lados estrechos.
Luego tuve que sacar las dos pestañas que se soldarían a ese cuerpo. Con paciencia y una segueta de hierro obtuve este resultado.
No soy ningún experto en soldadura, de hecho no he soldado con electrodos en toda mi vida, así que tuve que recurrir a la ayuda de un buen amigo que se encargó de realizar la soldadura de las pestañas.
Luego perforé las pestañas y los orificios que la fijarían a la mesa con este resultado. A la derecha podéis ver el patín de la vela que une la mesa al palo.
Este e un detalle de como queda el herraje ya instalado en la mesa y con el patín enganchado
Para finalizar, había comprado una escuadras especiales. Se denominan escuadras horizontales abatibles. Las vende una empresa valenciana, Herrajes Abatibles S.L. y las hay en varias calidades de acero, yo compré las de acero naval, por supuesto. De los dos tipos, yo adquirí las de 30 kg de resistencia. Las instalé uniendo el cuerpo central de la mesa con las alas.
Así queda vista desde arriba
Y así con las alas un poco abatidas.
Esta es la forma en que quedará cuando esté abatida en el palo. Podéis observar que la pata todavía no se ha instalado aunque tiene puestas las bisagras. Eso es porque quería hacerlo ya en el barco para colocarla a la medida exacta del lugar donde se hará fija.
Con el trabajo de taller ya finalizado era el momento de pasar a instalarlo en el barco. De entrada debía abrir el raíl del palo para que entrase el patín.
Luego había que soldar a la plancha de anclaje de la orza el trozo de tubo donde se haría firme la pata.
Eso me daba la medida exacta donde tenía que colocar la pata en la mesa, aunque antes tuve que cortarla para que encajase en el tubo.
Para luego fijarla al cuerpo central de la mesa mediante las bisagras que ya llevaba atornilladas.
Solo quedaba unirla al palo mediante el patín. Y queda de esta forma.
Para impedir su desplazamiento en navegación le hemos puesto unos topes de madera atornillados al suelo que irán barnizados, por supuesto. Además he instalado en el filo en el que se apoya unos topes de goma adhesivos para evitar el rozamiento.
Y este es el resultado final.
Por supuesto que para impedir que el patín resbalase por el palo se ha instalado a la altura de la pata un tornillo con una palometa que hace de tope por su lado. Y eso es todo.
Lo cierto es que para ser mi primer brico en el barco estoy orgulloso del trabajo realizado. Debo decir que estamos haciendo toda una renovación de su interior que podéis deducir por las fotos, pero de eso no tengo testimonio gráfico por lo que no puedo dejar constancia, aunque si deciros que hay algunas ideas de la más ingeniosas como la de transformar un hueco en una nevera que ha resultado todo un éxito.
Nos vamos a poder tomar unas cervecitas bien frías sentados cómodamente a nuestra flamante mesa.
A vuestra salud.
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