La ceguera no es privativa de los invidentes. La del que no sabe es, a mi entender y basado en mi experiencia personal, mucho mas peligrosa que la ausencia de visión física.
Digo esto porque, a pesar de haber usado intensamente mis dos ojos en la revisión previa a la compra del Quimura, mi desconocimiento no vio lo que para cualquier otro par de ojos mas expertos que los míos hubiera sido evidente. Y es que, como últimamente no paro de decir, el que no sabe es como el que no ve.
Menos mal que cuento con la ayuda de amigos sobrados de generosidad y millas navegadas que van guiando mis pasos en este aprendizaje intensivo sobre el mundo de los barcos y la navegación.
Quedamos con Pepón, armador y patrón del Rewind, barco con el que he regateado y salido a navegar por puro placer, una mañana para, detenidamente, comenzar la revisión de las velas y jarcia.
Primer objetivo: pinzote de la botavara. Para los poco acostumbrados a la jerga náutica comento que es el punto de anclaje entre la botavara y el palo. Esto es lo que nos encontramos (y que yo a pesar de haber mirado, no había visto): La pieza solo estaba sujeta por dos cinchas al palo. Vamos que a la mínima se nos podría caer la botavara sobre nuestras mismísimas cabezas.
Seguimos la inspección y nos vamos al final de la botavara para ver la zona donde se sujeta la escota de mayor. Me comenta que ve algo que no le gusta y que mejor quitamos los remaches de la pieza de acero inoxidable para mirar como está. Nada más tocar con la punta de la broca los remaches saltan, pero al intentar quitar la pieza, vemos como el aluminio de la botavara se va detrás. Está podrida de electrólisis. Hay que cortar la punta y rehacerla de nuevo. Como ambos trabajos no se pueden hacer "in situ" Nos dedicamos a la revisión de las velas. Quitamos la mayor y el segundo génova, que, por cierto rompe la driza nada más intentar abrirlo, además de sacar la bolsa del genaker para inspeccionar como se encuentra el asimétrico. En las siguientes imágenes se puede ver la mayor y el foque secándose tras un lavado y a mi Almiranta con Pepón lavando el genova grande, que también hemos bajado.
Aquí también non topamos con sorpresas: la mayor tiene todos los ollaos desaparecidos en combate y los patines se sujetan directamente a la tela de la vela con el consiguiente riesgo de desgarro. Por si fuera poco descubrimos una raja al final de uno de los sables. El foque tiene toda la banda anti rayos UVA descosida y el genaker luce dos espléndidos picotazos. El único que se libra es el genova grande que esta en bastante buen estado.
Con mi amigo Pepón hay que olvidarse de indecisiones. Inmediatamente me propone: Lo primero quitamos el segundo enrollador para que la maniobra sea cómoda y sencilla. Con los dos enrolladores puestos había que recoger el genova grande para poder cambiar de bordo. Como la driza se había roto, nos planteamos subir al palo para recuperarla. Y ahí aparece mi mujer, mi almiranta, ejerciendo de tal, y ofreciéndose a ejecutar ese trabajo. Y para mi asombro, y creo que el de los que estábamos con ella, se coloca el arnés y allá que se va para lo alto como si lo llevase haciendo toda la vida. Hizo fotografías de la situación de lo instalado en la punta del palo y bajó como si tal cosa. Solo me faltó aplaudir, pero la sensación de orgullo todavía no se me ha ido del cuerpo. Ole por ella.
Retirar el enrollador no fue complicado, lo imposible fue desmontarlo. Pero ya digo que con Pepón la dudas no están en su vocabulario. No iba a perder mas tiempo que el estrictamente necesario en ese trabajo. Así que pasamos a desmontar la botavara, quitarle el pinzote que llevaremos a un herrero para que le suelde un medio arco con la forma del palo. La botavara se la lleva el para cortar la parte podrida y sanearla.
Haciendo bueno el refrán de que una imagen vale por mil palabras, os dejo una que muestra lo que se ha saneado y por qué.
A los pocos días estábamos de nuevo a bordo con el nuevo pinzote. Un magnífico trabajo del herrero y a un precio mas que económico. Sujeto por un gato en el sitio preciso, aislado del contacto con el aluminio por un trozo de cámara de goma, taladramos....
....remachamos
...con seis remaches por banda
Recortamos el sobrante de goma
Y este es resultado final con la botavara instalada, y saneada
Cuando escribo esta entrada, todavía estoy esperando que la velería a la que hemos enviado a reparar nuestro velamen nos las devuelva ya reparadas.
No puedo mas que agradecer a estos grandes amigos y navegantes que me estén ayudando, de esta manera tan generosa y desinteresada, a que esta venda oscura y opaca que es la ignorancia poco a poco se me vaya cayendo de los ojos permitiéndome ver y entender. Dándome la oportunidad de que llegue un día en que pueda tomar decisiones por mi mismo, lo que viene a traducirse en ser libre.
Y si esto vale para la náutica, ¡que decir en relación a la vida en general!. Conocimiento es capacidad de discernir, tomar decisiones, entender los problemas y aplicar soluciones. Debíamos poner a los maestros de cualquier estilo en un pedestal y dar a la Educación la mas absoluta prioridad.
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