Pues aquí estoy otra vez. ¡Y mira que me cuesta subir entradas nuevas! Claro que eso no quiere decir que no escriba, sino que aún no he terminado de entender el sentido de escribir y poner en común con no se sabe quien lo que haces o lo que piensas. Tengo un cuaderno de bitácora que recoge cada incidencia, evento, singladura, pensamiento, idea o sensación pero nunca encuentro el momento, ni el motivo, de subir una parte siquiera a este blog. Pero voy a dejar de lado todas estas reflexiones que, como he dicho en otras ocasiones, darán algún día pie a una entrada con personalidad propia.
Hoy quiero hablar de mi equipo de fondeo. El Quimura disponía de un molinete con veinte metros de cadena y un ancla de 15 kilos....que no funcionaba cuando lo compré. Ademas tenía otros dos anclas de apoyo; una de doce y otra de diez kilos, ambas con cabo de veinte metros.