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jueves, 12 de noviembre de 2015

trabajos visibles: Arreglo de cubierta

Quizá alguno se haya dado cuenta de que la foto de la portada ha cambiado. Aquí detallo toda esa aventura.
Al volver de mi viaje por tierras portuguesas donde tuve el encuentro con ese hermano gemelo de mi Quimura, solo que meticulosamente cuidado, solo pensaba en que deseaba ardientemente que mi barco se le pareciese. 



No tenía nada que ver con que los demás dijesen "que precioso" o "mira que bien cuidado", sino que YO pudiese decirlo. Bueno, yo y mi Almiranta. Lucho por que ella se sienta muy a gusto a bordo y creo que el que su imagen sea espléndida ayudará mucho en el logro de ese propósito. Así que ya no demoré mas la decisión y me lancé a la renovación de la cubierta de proa a popa. Como veréis lo que puede provocar una decisión puede ser un simple encuentro fortuito.
En honor a la verdad debo declarar que, dada la situación real de mi barco, no me encontraba con capacidad para acometer personalmente esa tarea, así que recurrí a dos profesionales, Miguel y Jorge, expertos en el tratamiento de la fibra de vidrio y de muchas otras cosas. Me presentaron un presupuesto para toda la labor que les requería. Me pareció puesto en razón y cerramos el trato. Era un esfuerzo importantísimo para mi economía, pero merecía la pena aunque tenga que seguir con la ropa del año pasado y sin ir al cine.
El primer paso consistió en el desmontaje de elementos: cornamusas, poleas, pasamanos, luces....casi todo fue retirado a excepción de los winches, el eje de la caña y un par de poleas en la popa.



Hasta la placa solar, que estaba situada sobre la estructura antirrociones, fue retirada.


Fue en ese momento cuando tome una de las decisiones que desde el principio me había rondado la cabeza: Quitar la estructura esa: la antirrociones. Todo comenzó con que había que desmontarla para retirar los pasamanos mas paralelos al tambucho de entrada.



En principio la idea era volverla a montar para reinstalar la placa solar en el mismo sitio, pero...cuando la vi retirada, no lo dude más: fuera, ya. Y eso que lo que se veía era mucha suciedad, pero mi imaginación no dudó en presentarme el resultado de forma inmaculada.


Ya lanzado, tome algunas decisiones mas: Opté por cambiar el mando morse del motor por uno nuevo y con una respuesta fiable, no como hasta ahora que navegaba con unos espacios de movimiento del mando vacíos de toda reacción. Así que fuera también ese equipo. y eliminé el cofre que había en la proa y que uno de los propietarios del barco había fabricado.


Una vez despejada toda la cubierta, lo que facilitaría posteriormente un pintado mas cómodo y preciso, vino la labor de lijado. Durante dos días se dedicó un esfuerzo físico muy importante en retirar la inmensa cantidad de capas de pinturas que cubrían la cubierta hasta encontrar el gel coat y dejarla lo mas saneada posible. Las zonas de fácil acceso se hicieron con la ayuda de una maquina.

 Pero donde la máquina no entraba se uso a discreción la mano, lo que suponía mucho mas esfuerzo sin que el resultado fuese inferior.


Cuando ya se podía pasar la mano sintiendo lisa y uniforme toda la superficie, se acometió el enmasillado. Previamente se habían señalado con marcas de lapicero lo agujeros que se debían mantener abiertos para la re instalación de los elementos del acastillaje que se habían retirado, de esta forma era bien sencillo identificar los que debían ser eliminados con la masilla.



Trabajar con estos dos grandes profesionales me ha enseñado una barbaridad. Por ejemplo que eso de tapar un boquete con masilla una vez y ya está listo es un error. Ellos le dedicaban a cada zona a enmasillar varios tientos hasta conseguir que ni se notase la anterior existencia de huecos. También aprendí que el poco a poco es mas efectivo que las grandes cantidades. Ellos preparaban masilla en muy poca cantidad ya que, al necesitar el acelerador y la pasta mezclados, si preparabas demasiada se te podía endurecer y era material perdido. Me llamaba la atención el trabajo tan detallista que ejercían. Un cuidado que casi parecía que estaban arreglando su propio barco. Nada mas terminar esta fase volvieron a lijar todo para eliminar restos indeseables de masilla ademas de re acondicionar las zonas enmasilladas. Luego se dedicaron a proteger con cinta de carrocero todas las partes que no tenían que recibir pintura. Reseñar que todas las tapaderas de cofres o portillo de proa recibieron el mismo tratamiento pero situadas en el muelle.



Evidentemente este era el paso que precedía a la pintura. La que se ha usado es una pintura Hempel de dos componentes.


Primero con un pincel trabajando en las zonas complicadas y de mas difícil acceso.


Para después pasar al rodillo para las zonas mas amplias y lisas.


Lo que si me sorprendió es que, al finalizar y secar, le dedicaran un día a una nueva mano de lijado. Y cuando digo mano es literal pues, con papel de lija en ristre, frotaron con fruición la primera capa de pintura antes de acometer la segunda.


Ya con la segunda mano se comenzaba a apreciar el cambio que se estaba produciendo. Yo estaba como niño con zapatos nuevos.



Por ultimo, y tras una nueva mano de lija y una nueva mano total de pintura, se delimitaron con cinta de carrocero las zonas donde se iba a aplicar el antideslizante para finalizar dando una buena mano de esa pintura tan importante para la seguridad a bordo.


Y se comenzó el proceso de montaje. Tuvieron el cuidado de cambiar toda la tornillería por otra nueva. Los pasa manos eran todos nuevos y yo me había preocupado de volver a sanear toda la madera de la bañera y el tambucho de entrada, aunque de ese trabajo hablaré en otra entrada diferente.


Con gran cuidado y dedicación, como he dicho, fueron reponiendo todos los elementos a su posición original mas la instalación de los nuevos que había decidido colocar como protectores anti rozaduras de cabos de amarre tanto en popa


como en proa


Pero no os creáis que solo se trataba de colocar de nuevo los elementos, el trabajo tenía un previo que era limpiarlos y acondicionarlos. Me encantó el detalle de buen trabajo y cuidado del acabado final.



Poco a poco fue tomando forma y yo aportaba lo que había estado en mi mano que era todo lo relacionado con la madera: tambucho, bañera, barnizado de los pasamanos y caña.




No puedo dejar de mencionar que, casi finalizando todo el proceso, se reinstaló el molinete de fondeo que se ha reparado satisfactoriamente y el mando morse del motor. De este último primero se colocó una placa nueva sobre la que se sujeta la palanca de mando.




Y este es el resultado del que ahora disfruto.




Espero no haber sido demasiado prolijo en la descripción de cambio de fachada que ha sufrido mi Quimura pero pienso que el trabajo que han hecho estos profesionales lo merece. Es mas, pienso que no alcanzo a dar una imagen real de la excelente labor que han desarrollado. Aunque, claro, no se ha terminado de ponerle en condiciones y menos cuando se sufren temporales como el que Málaga ha aguantado a primeros de noviembre que ya me ha proporcionado diversión y tareas con las que no voy a aburrirme.
Seguiré contándolas.

4 comentarios:

  1. Acabo de encontrar tu blog, tengo la mañana de lectura asegurada. :) En cuanto al trabajo que habéis hecho en el puente... parece un barco nuevo!

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  2. Acabo de encontrar tu blog, tengo la mañana de lectura asegurada. :) En cuanto al trabajo que habéis hecho en el puente... parece un barco nuevo!

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  3. Gracias por el ánimo Josep. Espero que mi forma de escribir no te canse y que te sientas cómodo como para opinar lo que creas conveniente.

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  4. Gracias por el ánimo Josep. Espero que mi forma de escribir no te canse y que te sientas cómodo como para opinar lo que creas conveniente.

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