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martes, 22 de enero de 2019

Equipo de Fondeo

Pues aquí estoy otra vez. ¡Y mira que me cuesta subir entradas nuevas! Claro que eso no quiere decir que no escriba, sino que aún no he terminado de entender el sentido de escribir y poner en común con no se sabe quien lo que haces o lo que piensas. Tengo un cuaderno de bitácora que recoge cada incidencia, evento, singladura, pensamiento, idea o sensación pero nunca encuentro el momento, ni el motivo, de subir una parte siquiera a este blog. Pero voy a dejar de lado todas estas reflexiones que, como he dicho en otras ocasiones, darán algún día pie a una entrada con personalidad propia. 

Hoy quiero hablar de mi equipo de fondeo. El Quimura disponía de un molinete con veinte metros de cadena y un ancla de 15 kilos....que no funcionaba cuando lo compré. Ademas tenía otros dos anclas de apoyo; una de doce y otra de diez kilos, ambas con cabo de veinte metros. 




En la imagen podéis ver su estado original aunque ya le había quitado la cadena porque era un amasijo de oxido que no me merecía confianza alguna. Cuando me vendieron el Viejo Quimura,  su anterior armador me dijo que al molinete solo le faltaba la instalación de un relé. Obviamente yo le creí (o quise creerle), pero cuando acometí su puesta en funcionamiento comenzó todo otro curso intensivo de aprendizaje. Primer problema importante: el motor no funcionaba. Vamos, que no era solo la carencia de relé sino que requería una reparación de motor. Bueno, mejor sería decir que mas que una reparación necesitaba una sustitución de motor cosa que terminé encargando al mecánico que normalmente atiende mi barco. 
Tras comprobar que en el taller funcionaba perfectamente lo llevamos a instalar para encontrarme con otra barrera: El tamaño del motor nuevo pedía una base que lo separara de la cubierta porque si no no se asentaba bien. Trabajos de carpintería que añadir y que no fueron muy complicados. Así es como quedó la instalación


Luego se  conectó la batería con el nuevo relé  usando los cables que ya estaban tendidos por el interior. 


Nueva sorpresa: Andar andaba pero a unas revoluciones tan lentas que subir un metro suponía medio minuto sin exagerar; con otro problema añadido de mas envergadura y es que el fusible saltaba cada tres o cuatro minutos. Así que me puse a investigar causas y soluciones. Como primera aproximación a resolver el problema cambié, aumentando la sección, los cables de conexión. Nada. Tras hablar de nuevo con el mecánico le pedí que me buscara un relé de mas potencia. El afirmaba que con el que le había instalado en principio tenía que ser suficiente pero mi amigo Patxi ya me había indicado que ahí podía estar el atasco, así que yo, fiándome mas de mi amigo que de nadie, insistí en uno mas potente. Lo conseguí al final y opté por instalarlo yo mismo, cosa que hice sin mayores conflictos. 


¡No os podéis hacer una idea de la ilusión que me hizo verle girar a un ritmo adecuado y normal! Le instalé la cadena nueva y, por supuesto, le lavé la cara dándole una buena mano de pintura. Así quedó.


¡Podía fondear!  Y a eso me dediqué en varias salidas pero solo como aprendizaje. Durante esas prácticas descubrí algo nuevo. En mi cofre de ancla solo caben 24 metros de cadena y yo recordaba que se pide llevar cinco veces la eslora de tu barco como linea de fondeo. Así que la multiplicación resultaba sencilla hasta para mi: Requería cuarenta metros. Nueva búsqueda de soluciones que me llegaron de la mano de los cofrades de la Taberna del Puerto, ese foro tan útil para los aficionados a la navegación. Tenía que llevar un suplemento que pudiera engancharse y desengancharse con rapidez y seguridad. 

Yo tenía señalada la cadena con varias marcas en los 5, 10, 15 y 20 metros para saber mas o menos cuanto había soltado



Decidí que la prolongación la conectaría a los 22 metros y así me quedarían dos metros por detrás para evitar sustos y tras señalarlo en la cadena me compré 20 metros de cabo y me fabrique uno de fondeo con gaza en un extremo y otra con guardacabos en el otro extremo donde instalar un grillete, un quitavueltas y el grillete de enganche. Tuve que aprender a realizar las gazas con el trenzado del cabo tradicional del que en youtuve hay muchos vídeos en los que me basé en mis prácticas previas. La cosa quedó así



Y aquí os dejo dos fotos mas de como se engancha en la cornamusa y su fijación a la cadena. 



La idea es que en fondeos de hasta siete metros con la cadena que tengo es suficiente en situación normal ya que, según lo que se nos enseñaba en la escuela para conseguir el título del PER, hay que soltar tres veces los metros de fondo. Pero si el viento se pone interesante hay que soltar hasta cinco veces ese fondo para asegurarlo y ahí es donde entra la utilidad del cabo pues puedo engancharlo rápidamente a la cadena y disponer de 20 metros mas.
Tras todas estas aventuras y vicisitudes el Viejo Quimura tiene ahora un molinete que funciona y limpito, cuarenta y cuatro metros de fondeo entre cadena y cabo y un patrón que ha aprendido los entresijos del equipo de fondeo y al que le queda por delante la tarea de aprender a fondear sin generar problemas a los demás y con seguridad. Nuevos motivos para salir a la mar con mi Viejo Quimura.

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