Tras el incidente que nos ocurrió a mi mujer y a mi mismo el pasado día 14 de junio aprendí, con la tenacidad que la experiencia ha desarrollado como maestra, que mi relación con la mar y con el Quimura requiere un aprendizaje personal e intransferible pero con otro adjetivo añadido: solitario.
Como este blog solo pretende hablar de mis experiencias e impresiones, voy a omitir todas las opiniones y decisiones que mi almiranta, que sigue siéndolo, ha desarrollado y tomado, para comentar en exclusiva lo que para mi ha significado aquella situación y las lecciones que me ha aportado.
La primera y fundamental: El único responsable de la navegación a bordo soy yo. A todos los niveles: patrón, marinero, navegante, grumete, técnico de radio o capitán.
Como ya he comentado en otra entrada no me considero ni por asomo alguien experto en ninguno de esos cometidos pero si con las ganas y, hoy por hoy, la energía suficiente para aceptar el reto. Así que no he dejado para mañana el inicio del proceso, aunque con la inconmensurable ayuda de personas que, por pura amistad y con derroche de generosidad, me lo hacen todo mucho mas sencillo.
Mi amiga virtual y capitana donde las haya, Ana Capsir, me indicó por escrito la forma de comenzar a trabajar haciendo pareja con el piloto automático. Pero en seguida me di cuenta de que mi conocimiento sobre el manejo de ese aparato deja mucho que desear. Lo había demostrado justo momentos antes de que nos rescatasen. Debido a ello lo primero que hice fue solicitar a los cofrades del foro náutico "La Taberna del Puerto" si podían conseguirme el manual del mio en castellano. Primero me dirigí a un cofrade que ya sabía yo que había enviado varios. Debo decir que el Capitán Nécora hizo todo lo posible aunque fue otro cofrade, Igloto, quien logro hacérmelo llegar. Desde aquí repito mi agradecimiento. Con ese texto en las manos y unas horas de lectura pude atreverme a empezar a usarlo. Primero fueron salidas a motor, exclusivamente, y practicando todas las opciones que el manual describe. Incluso intentando algunas salidas de rumbo que me enseñasen como reaccionaba mi nuevo compañero de navegación.
Tras dos o tres salidas de esa forma decidí que ya había llegado el momento de atreverme con el viento. Y ayer lo cumplí. Con anterioridad había probado, con el piloto gobernando la nave, pero con la presencia de María a su costado, a izar la vela, pero acometer todas las maniobras de a bordo siendo el único tripulante del Quimura eran un verdadero campo virgen.
Primero, nada mas subir a la cubierta, me dediqué a estudiar todos aquellos mecanismos que, imaginaba, podían darme alguna sorpresa: enrollador y todos sus tornillos y pasadores, poleas, colocación de las defensas, tensores, etc. Luego instalé mi equipo de piloto automático que requiere la colocación del soporte de acero inoxidable donde se sujeta el perno del piloto
En la foto esta demasiado a crujía. En las primeras salidas a motor ya me di cuenta que, de esa forma, no podía gobernar en los virajes de mas de 60 grados. Ahora lo instalo según indica el manual a una distancia de unos 61 centímetros desde el punto de sujeción en la caña hasta el final del aparato. Una vez que tenía todo aparejado en condiciones zarpé en una tarde de poquito viento, mar casi plano y montones de lanchitas, lanchas y barcos ocupando la bahía. Era el momento de poner en práctica las enseñanzas de Ana Capsir. El izado de la mayor fue correcto aunque tuve un pequeño lío de la driza en uno de los peldaños de ascenso al palo pero que resolví sin mayor complicación. Siempre gobernado por mi piloto, al que tendré que bautizar de alguna manera, desenrollé el génova aunque no me atreví a apagar el motor hasta que me vi alejado de la ruta de otros barcos. Luego deje que el viento fuese mi única fuente de energía.
Ana me había descrito como hacer virajes en solitario, lo que yo no había tenido en cuenta es que una cosa es mirar y otra ver. Preparé la maniobra. Marqué en el piloto el +10 y el +1 a la vez lo que provoca que vire 100 grados a estribor. El poco viento hacía lento el viraje y menos mal, porque en seguida me di cuenta que, a pesar de haber girado suficiente, el génova no terminaba de pasar. La escota se enganchaba. Tuve que desplazarme hasta el mástil para ayudar al pico de escota a pasar al otro lado y estudiar cual era el problema. Sin nervios y disfrutando realicé todas las labores necesarias hasta estar de nuevo navegando en el nuevo rumbo. No digo que fue una maniobra limpia. Al contrario. Fue chapucera, lenta y poco clara pero fue. Y mas importante. Me enseño muchas cosas. La escota de babor estaba mal puesta. Recordareis que dije que había revisado nada mas llegar todo, pero, como también comenté mas arriba, mirar no es ver, y miré la escota pero no vi el error, lo que era mucho mas grave. Me di cuenta también de que una racha de viento a destiempo puede hacer que el piloto pierda el rumbo. Menos mal que ya conocía el sonido que hace y lo detecté a tiempo. Y descubrí que me gusta la pareja que hacemos mi piloto y yo y que disfruto enormemente navegado con su única compañía.
¿Quiero eso decir que ya no deseo la compañía de mi almiranta? En absoluto. Solo quiere decir que el tiempo de entrenamiento y aprendizaje junto a mi ayudante piloto es tiempo de disfrute para mi y que me prepara para que mi almiranta se sienta segura y a gusto cada vez que le apetezca salir a navegar en su barco. Así que no os desaniméis: continuad ayudándome a mejorar en mi formación náutica. Siempre os lo agradeceré.
plas, plas, plas, plas (aplausos, una lastima que aqui no se pueda poner un emoticono de esos)... Bienvenido al proceloso mundo de los solitarios...
ResponderEliminar¿Tu angelito (hala, ya le he puesto nombre) es un 1000+ o un 2000+? Tengo todos los manuales de ambos y te los puedo enviar... (instalación, calibración, mantenimiento y uso...).
Y como alguien dijo una vez... a navegar se aprende navegando, y navegando, y navegando... e intentando solucionar todos los marrones que se puedan plantear... unas veces con éxito, otras con el más enorme de los fracasos, pero siempre aprendiendo, en cada milla navegada.
Un abrazo.
Gracias por los aplausos.
EliminarMI piloto es un Raymarine 1000 pero como ya comenté dispongo del manual aunque ahora ando dando vueltas al tema de la calibración porque no marca el mismo rumbo que el GPS. Nuevo tema de estudio que espero resolver mas o menos lentamente en función de mi corta inteligencia y el apoyo de los que saben.
Un abrazo
¿1000 o 1000+? porque si es el 1000 "pelao" poco podemos hacer... el 1000+ tiene conexión NMEA y podríamos "jugar" con el para sincronizar-calibrar GPS con piloto. El tema puede ser el compás fluxgate interno del piloto, que ande algo "descerebrao"... (no voy a entrar en el tema de la "corta inteligencia" y "los que saben"... que son armas que carga el Diablo... jejejejejeje.
EliminarBravo Ángel, bravo!!
ResponderEliminarTengo que decirte, que ahora que estas empezando tu entrenamiento como solitario, no descuides la seguridad, calculo que tendrás la maniobra reenviada a la bañera, ese no es mi caso, de todos modos prepara una o unas líneas de vida para que siempre que salgas de la bañera estés atado atado al Quimura porque si te cayeras con el barco navegando imagina la situación, lamentablemente la seguridad es una de las últimas cosas en las que se piensa en náutica.
Adelante y buena proa.
Un abrazo,
Javi - Miss Regina
Tienes toda la razón, Javi. De hecho soy culpable de haber cometido también ese error pero ya estoy en proceso de resolverlo. Además no tengo la maniobra enviada a la bañera. Es un proyecto que está en la agenda pero que todavía no he acometido. Así que la línea de vida y estar seguro en los desplazamientos se hace importante aunque mis singladuras no sean mas que paseos por la bahía de Málaga.
EliminarOtro amigo me aconsejó llevar un casco (no es broma) como prevención a las trasluchadas o golpes inoportunos en la cabeza. Y no creas que no lo estoy pensando.
Un saludo