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viernes, 31 de enero de 2014

Espera activa: practicando a tope

Como lo de estar de brazos cruzados nunca ha sido lo mío, aprovecho todas las oportunidades para seguir aprendiendo.
Si miro hacia atrás la mar solo me ha dado, hasta ahora, satisfacciones. Sobre todo si hago recuento del número de personas con las que he contactado. Cada una de ellas a cual mas interesante y generosa. Viene esto a colación de presentar al patrón y armador del barco en el que últimamente navego: Juan. Era vecino de pantalán del Eiren, el barco que estuvimos compartiendo hasta finales de noviembre del año pasado.
De los saludos iniciales enseguida pasamos a las pequeñas ayuditas y casi sin solución de continuidad, al ofrecimiento de acompañarle en sus salidas. Poco a poco hemos ido incrementando la frecuencia y como además compartimos una común necesidad de aprender, aprovechamos cualquier ocasión para izar velas.
Nos acompaña José, un avezado marino con muchísima experiencia (además de paciencia), que nos guía y da seguridad cuando nos arriesgamos con vientos o mares mas fogosos de lo habitual.


Las singladuras son de trabajo. Viradas, cambios de rumbo, gestión de ola en cada rumbo, trimado de las velas, ir entendiendo el comportamiento del barco o aprendiendo a "ver el viento". Normalmente José se coloca en popa y lleva la escota de mayor y nos va indicando errores y correcciones mientras que Juan, el patrón del Southern Comfort (un Van der Stadt ya con sus años pero marinero y seguro como el solo) lleva la caña. Yo me encargo de la génova e izar y arriar la mayor y, eventualmente, timoneo durante un ratito. Lo bueno de esta tripulación, ademas de llevarnos bien a nivel personal, es que asume el riesgo suficiente, aunque controlado, como para ir avanzando en el aprendizaje e ir ganando confianza en la gestión de todo tipo de vientos.

Aquí dejo un vídeo que ha subido Juan de nuestra última salida. Zarpamos con vientos entre 15 y 18 nudos y llegamos a navegar con 22 nudos, que para nosotros era todo un reto. Un rizo y medio génova nos bastó para hacer bordos de 8 nudos y calarnos hasta los huesos con los rociones.

Por cierto, el del gorro gris el el menda. El mismo que se ve en el palo con la mayor.


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