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viernes, 3 de junio de 2016

Restauración del interior completada

No hace falta que me digáis nada, ya me lo he dicho yo con anterioridad y en privado para ahorrarnos la situación incómoda: Soy un verdadero desastre y tengo abandonado totalmente no el blog, que ese ni sufre ni padece, sino a los lectores que aunque pocos y casi todos virtuales, yo considero amigos. Y los amigos se merecen una explicación. 
Lo primero que debo decir es que todo este tiempo he estado sin navegar porque el motor ha estado estropeado. Cuando a finales de febrero parecía que ya estaba todo en orden,  el mecánico y yo quedamos para hacer la prueba de arranque del motor. Casi nada mas empezar notamos, bueno, notó el mecánico, que había una perdida de agua en el intercambiador de calor. Lo retiramos y se vio que tenía un importante ataque de corrosión electrolítica en uno de sus extremos. 





Esa es la foto del motor sin el intercambiador. Lo peor comenzó entonces. Tras un par de semanas volvimos a instalar el aparato con una primera reparación. Y digo primera porque fue inmediato ver que no había solucionado el problema, así que hubo que volver a desmontarlo y comenzó el calvario. Nos pusimos a buscar uno de repuesto y vino el primer susto: ya no se fabricaba. Comencé a buscar entonces por desguaces, por internet, por compañías inglesas y francesas sin ningún resultado lo que aumentaba mi agobio, cosa que resultó inaguantable cuando hablo con la empresa representante de los motores Nani en España, Pasch y Cia, S.A.U., que me confirman una vez mas que no hay repuesto y que lo que tengo que hacer es re marinizar el motor para lo que me dan un presupuesto de unos mil quinientos euros. El susto no me deja respirar. Por suerte, mi mecánico se pone a buscar otras opciones y tras semanas sin saber si el problema tendría solución o no, me dice Nene, ya sabéis, mi mecánico, que ha encontrado a quién ha osado hacer uno nuevo. Lo instalamos a mediados de mayo y ... hasta ahora perfecto. Así es como ha quedado, antes de pintarlo, cosa que también esta hecha pero de lo que todavía no tengo foto. 



El molinete de proa fue otro de los conflictos. Cuando lo fuimos a probar al mecánico le dio la sensación de que no andaba a la velocidad adecuada. se pidió un relé mas potente, de hecho el mas potente que hay, y se ha podido resolver aunque es un equipo de fondeo que va a ritmo tranquilo. Debe ser por la edad.

Como durante esos meses sin el motor no podía salir a navegar, la opción no fue meterme en casa a llorar mis desdichas sino que me lancé a la restauración total del interior. Para el que no lo haya conocido antes estas son algunas imágenes que dejan constancia del punto de partida.






El estar obligado a tener tiempo ayuda a poder plantearse el trabajo con tranquilidad. Lo primero que acometí fue el lijado de toda la madera. Es decir, de todo el interior aunque, debo confesarlo, rápidamente opté por dividirlo en tres tramos: primero el camarote de proa, luego el baño, armario y distribuidor y por ultimo el salón. Era una forma de animarme, pues al ir viendo el resultado de cada tramo comprobaba la calidad del trabajo y disfrutaba de su aspecto, lo que a mi me motiva enormemente a seguir esforzándome.
Pese a esa división ahora mismo no voy a hacer una narración respetando el tiempo sino por los trabajos en su conjunto, por eso os presento a continuación algunas fotos del trabajo de lijado de la madera. Uf. solo verlo de nuevo me fatiga los brazos, y eso que pude usar una lijadora eléctrica de esas que parecen una pancha y que me ayudo enormemente.







Obviamente no voy a cansaros con fotos de todos lo rincones y espacios, lo que quiero es que tengáis una idea aproximada del trabajo que he realizado. Una vez lijado y tras una buena sesión de limpieza y retirada de polvo y serrín, protegí con cinta de carrocero todos los elementos que no había retirado.




Había elegido un barniz no transparente porque pensé que ayudaría a eliminar los restos del mal estado anterior. Lo que no sabía, y la experiencia me ha enseñado, es que su aplicación es mucho mas complicada pues es difícil un acabado uniforme al cien por cien. Aun con esa pega, estoy contento con la elección del barniz caoba rojizo. Fueron dos manos aplicadas a conciencia, con un tratamiento de lijado entre ellas. La mezcla de pincel con rodillo también me dio algunos disgustos pero poco a poco fui aprendiendo. Quizá lo mas importante es no dejar que el barniz dado con cualquiera de esos elementos llegue a secarse antes de barnizar la zona que requiera el uso del otro, pues las uniones son las partes que mas denotan la superposición. Pero el resultado general, por lo menos para mi, es bastante aceptable. Podéis opinar.









Por no alargar esta entrada quiero terminar hablando del trabajo de mi Almiranta. Ella, mientras yo me dedicaba a todo este trabajo, estuvo ejerciendo de costurera. Las cortinas de los portillos, todas las fundas de los asientos tanto del salón como del camarote de proa. También hizo una cortina para colgar dando intimidad al camarote de proa. El resultado es increíble.








Si a eso añado el trabajo realizado en la mesa solo queda una conclusión: Patrón del Viejo Quimura feliz, pese a seguir teniendo trabajo, porque ahora ya puede navegar en un barco arregladito. Seguiré contando



3 comentarios:

  1. El resultado estupendo. Los sueños no se cumplen si no los persigues Animo¡¡¡¡

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  2. Gracias Jose. Un lema aplicable a cada aspecto de la vida.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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