Corría el mes de junio del año 2011.
Y ¿como es el barco de tus sueños? Me peguntó una noche.
Estábamos en el salón del Attalia, amarrados en puerto Colom, en Malloca. Patxi me hizo la pregunta sin dudar un instante de que yo tenía ya en mente un preciso dibujo de lo que buscaría en su momento. Con el tiempo me he llegado a dar cuenta de lo perspicaz que puede llegar a ser este vasco-francés.
Doce metros, dije yo sin dudarlo, bañera central, aparejo de ketch, quilla corrida, casco de acero, camarote de armador en popa, bien equipado y con la maniobra enviada a la bañera.
Han pasado dos años y pico y parece que ha llegado el momento de buscar el que se convertirá en mi primer barco. Tengo la inmensa suerte de continuar en contacto con Patxi, que se ha convertido en mi mentor y guía además de un buen amigo. Es obvio que continuo soñando con navegar en mi propio velero. Pero algo ha cambiado en el dibujo.
Una combinación de varios factores, la experiencia acumulada, el consejo de los que saben mas que yo, mi propia realidad económica, han perfilado mi dibujo inicial; han borrado líneas, han añadido otras, o modificado algunas. En definitiva han transformado la imagen soñada reduciendo el tamaño de lo que busco a un máximo de 33 pies, o sea, aproximadamente diez metros. Los dos palos del ketch se han fundido en uno convirtiéndose en un aparejo tipo sloop. La bañera central se ha deslizado hacia atrás y la quilla corrida se afilado hasta una de orza. El acero, tan duro y resistente, ha modificado su composición transformándose en fibra de vidrio.
Eso es que has aprendido, me dicen.
Algo de razón tienen. He aprendido a ser realista. En sueños cualquier ilusión puede ser alcanzable. Pero de la misma manera que si uno intenta convertir en palabras el sueño de la noche anterior, se da cuenta de lo difícil que resulta, de las lagunas que tiene la historia, armada mas con sensaciones e imágenes inconexas que con relaciones de causa y efecto, cuando yo intenté traer a la realidad mis sueños me topé con la tozuda verdad que nos rodea.
Los barcos que me gustan, esos que responden o se adaptan al dibujo inicial, están fuera de mi alcance, tanto por precio como por mantenimiento. Los barcos que puedo pagar y mantener, en su mayoría son veleros que no sirven a mi plan de navegación, que ese si que no ha variado un ápice.
Entonces me veo en la difícil coyuntura de conjugar una casi imposible ecuación: Un velero asequible, relativamente fácil de mantener, seguro en la mar, equipado para una navegación de altura, aunque en principio mi plan es Mediterráneo y con mucho costeo. Que permita una cierta comodidad en su interior para poder pasar temporadas largas a bordo...¿eso existe?
Gracias a la impagable colaboración de Patxi, he ido encontrando barcos que, mas o menos, cumplen con esos estándares.
Ahora tengo el ordenador llenos de enlaces a páginas donde se venden Dufour 29 a 31 pies, Carter 33, Contest 33, Jeanneau Folie Douce, o Brin de Folie, Beneteau, Colvic 32 por poner solo algunos ejemplos.
Y, como no, surge el siguiente problema: la saturación. Llega un momento en que me veo sobrepasado de información. Este tiene mas habitabilidad pero aquel está mas equipado. Este tiene mejor cocina pero poca estiba y los depósitos son pequeños. Aquel está en el mas Cantábrico y costará traerlo mientras que este lo tengo casi al lado. Este está mejor construido pero de aquel me gusta mas la línea. Este tiene el aparejo de perfectas condiciones pero su interior requiere mucho trabajo.
Y el precio. Siempre el maldito dinero.
Ya expliqué en otra entrada el origen del nombre del Blog que además será el nombre del barco. Quimera y locura a partes iguales. Es hablando del vil metal cuando ese aspecto de Quimura se hace absolutamente visible.
Entonces llega Patxi, siempre con ese consejo preciso y precioso, y me dice: Ángel, cuando llega este momento lo que tienes que hacer es comenzar a ver barcos. No virtualmente, sino personalmente. Pero haz una criba, no te líes. Elige tres o cuatro de entre los que mas se adaptan a lo que puedes pagar, lo que te será fácil mantener, se adapten a tu plan de navegación y estén mejor equipados y vete a verlos.
Tiempo de búsqueda, de seleccionar, de eliminar, de elegir. El mes que viene, acompañado de este maestro que guía mis pasos, comenzaré la visita a los primeros candidatos .
¿Encontraré entre ellos al Quimura?
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Bueno Angel, me alegro de que estés buscando barco.
ResponderEliminarLa verdad es que es una tarea difícil, y casi siempre, como tu dices, se tiene que acabar renunciando a algunas cosas.
Tómatelo con calma, y como te dicen, ve a ver alguno personalmente.
La búsqueda del nuestro también fue difícil, igual que tú, acabé con el ordenador lleno de archivos de posibles embarcaciones. Pero te diré una cosa, cuando vi a Miss Regina en Ayamonte, supe que ese sería mi barco.
Ya me contarás..., suerte y que encuentres tu barco
Un abrazo,
Javier
Muchas gracias Javier por el ánimo. NO siempre se está fuerte y, en ocasiones, se cae en un bajón pensando que no va a aparecer nunca o que la economía no te va a permitir alcanzar ese sueño que he llamado Quimura. Pero luego la experiencia de los que si lo han logrado, como es tu caso, vuelven a insuflarme energía y vuelvo a la carga con la fuerza redoblada y la confianza en que si realmente lo deseas todo es posible.
EliminarUn abrazo
Ángel