Cada bache en la vida, cada socabón en el camino o cada accidente inesperado en la consecución de nuestros objetivos suponen una especie de prueba que nos pone el destino para demostrar la firmeza de nuestras aspiraciones.
Parece hacernos una pregunta sin ambigüedad alguna: ¿son reales tus metas? Pero el destino no tiene lengua así que usa de una técnica tan antigua como la vida misma: Te pongo la zancadilla y observo tu reacción.
A mi, personalmente, su zancadilla me hizo caer de cabeza contra el asfalto pero quitándome todos los recuerdos de esa prueba. Esto me ha causado problemas contra los que nunca había tenido que pelear. Quizá sea por eso por lo que he tardado casi mes medio en volver a navegar. Pero en cuanto mi cuerpo y mi mente se han repuesto, no he tenido duda alguna de cual era mi mayor deseo.
Y hoy, 25 de diciembre, día de Navidad, he vuelto a subir a bordo del Quimura con la única idea de zarpar.
Era una de esas jornadas que le encantan a mi mujer. Fantástica temperatura, un mar casi plano, un despejado cielo azul y un viento flojito que a ella la da seguridad y confianza para realizar todas las maniobras. Desde luego para mi también era un magnífico día aunque la escasez de viento fuera casi evidente.
Volvimos a retomar las costumbres que habíamos ido forjando y que, curiosamente, tras mes y medio sin práctica alguna y con el añadido de la amnesia del accidente que he sufrido, no se nos han olvidado: retirada de la funda de la botavara, preparación de la maniobra de izado de la mayor, encendido del sistema eléctrico y, como no, del motor, quitar la pasarela, soltar las amarras y ¡vámonos!
Reconozco que ver a mi mujer sonreír mientras navegamos supone para mi una verdadera delicia, (además de que está preciosa)
El flojito viento venía de levante por lo que decidimos comenzar la singladura dirigiéndonos a ese rumbo. Curiosamente estuvimos haciendo bordos con velocidades de dos y dos nudos y medio. Como siempre el mar me sorprende. Y Quimura también.
Durante hora y media hemos navegado hacia el este reencontrándonos con sensaciones tan placenteras como son el calor en pleno diciembre, el casco que responde a un hilo de viento o una marinera que cada vez es mas eficaz y competente. Todo un lujo para este patrón novato con muy poquita experiencia.
Una vez mas he comprobado que necesito aprender a trimar mis velas cuando navego del través o por la aleta. Nada mas tomar uno de esos rumbos, con un viento cada vez mas débil, la velocidad cae hasta casi desaparecer. Hoy no es un problema pues solo paseamos, pero si algún día tenemos un destino por alcanzar será necesario controlar nuestro barco en cualquier rumbo sin quedarnos parados. Está claro que eso se consigue.....navegando y navegando. Así que a cumplir con el objetivo.
Hoy hemos estado haciéndolo durante algo mas de tres horas. Puedo decir que la sensación al volver a tierra ha sido que me encontraba relajado, que durante esas horas no he recordado ni mi accidente ni he sentido déficit alguno en mi físico y, por encima de todo, que navegar sigue siendo mi mas profunda y maravillosa pasión. O aspiración.
De nuevo en la brecha. De nuevo a bordo. Y mañana mas.
Entradas populares
-
No, no he dejado de escribir. Si, he dejado de publicarlo. ¿Por qué? Eso da para otra entrada que no tiene que ver en absoluto con la naveg...
-
Me había planteado varar el Quimura en la segunda mitad de febrero para evitar el exceso de demanda que suele ocurrir en las épocas de mejo...
-
Una cosa es lo que prevé y otra lo que la realidad te impone, aunque sea a causa de tus propias decisiones. Se había hablado de intentar ll...
-
A medida que el tiempo que llevo encargándome del Quimura se alarga, aumentan las cosas de las que soy consciente que no tengo ni idea. No m...
-
Dentro de mi proceso de aprendizaje sobre náutica y navegación he asumido que los trabajos de mantenimiento y adaptación de tu embarcación s...
-
Pues aquí estoy otra vez. ¡Y mira que me cuesta subir entradas nuevas! Claro que eso no quiere decir que no escriba, sino que aún no he ter...
-
Fue en la primera salida. Casi llegando al amarre María me indica que la capota está rajada. Susto mayúsculo; ¿Habremos sido nosotros? Quiz...
-
No, no es fácil navegar con niños. Por lo menos a mi no me resulta sencillo. ¿Por que? Pienso que para ellos puede resultar aburrido. Y con...
-
Los dos días pasados en Mérida me han dejado una extraña impresión de la ciudad: la del vacio. Cuando salí ayer a la calle, sin ser demasiad...
-
Uno no piensa nunca en las incidencias a las que podemos enfrentarnos, o que nos pueden ocurrir, mientras nos dedicamos a aquello que realme...
Hola Angel, pues si que me he despistado..., no tenia ni idea del accidente. Estaba demasiado liado con los preparativos de viaje.
ResponderEliminarEspero que ya te hayas recuperado por completo.
Te mande un e-mail a tu correo hace algún tiempo para felicitarte las fiesta e informarte de mis planes.
Finalmente no puedo contar con la Almiranta hasta Mayo con lo que nos embarcamos tres cofrades de La Taberna en esta primera etapa del viaje. Zarparemos el día 26 de Cádiz rumbo a Valencia. Me gustaría hacer parada en Málaga para conocerte personalmente pero no se si será posible. Al final estamos barajando la posibilidad de ir hasta Almería en nuestra primera travesía.
Un abrazo,
Javier