En una entrada anterior había hablado del trabajo de lijado y restauración de la madera de los asientos y el suelo de la bañera. También me había comprometido a dejar constancia de su posterior tratamiento de limpieza y protección. Y aunque hoy en día las promesas y compromisos parecen constituir la lista de lo que no hay que cumplir, yo pretendo alejarme de esos comportamientos. Así que aquí tenéis la continuación de todas aquellas labores.
Con la madera bien saneada y libre de restos de suciedad, pinturas y barnices, lo primero que había que aplicarle es el tratamiento de limpieza. Hemos elegido la linea de limpieza y brillo de YachTicom. En un cubo preparamos una disolución del producto en agua, unos treinta milílitros en cuatro litros de agua. No es que lo hayamos medido con precisión, ciertamente, pero como en las instrucciones se indica que si la madera está muy sucia se puede aumentar la proporción, a ello nos hemos atenido.
Como el producto puede afectar al gelcoat de la cubierta, sacamos los cuatro asientos al muelle. De pasada comento que los suelos habían recibido su tratamiento en casa así que llegaron al barco ya limpitos.
Antes de nada hay que empapar a conciencia la madera, trabajo que asumió la Almiranta, encantada de probar las bondades de nuestra manguera mágica que no pesa nada y se alarga hasta quince metros en cuanto le metes presión y se encoje hasta los cinco metros cuando cierras el grifo. Gran idea la suya al comprarla.
Con la madera bien mojada nos dedicamos a frotar y refrotar el contenido del cubo por cada una de las lamas y en todos sus rincones usando un cepillo de cerdas duras y bien protegidos por guantes de goma. Casi a simple vista se puede apreciar las zonas donde el limpiador actúa de las que todavía están por limpiar.
Las indicaciones del producto dicen que es preferible aplicar el tratamiento en un día algo nublado pero eso, en Málaga, es a veces harto complicado. Así que, a fin de evitar el secado demasiado rápido por la acción del sol, en cuanto terminábamos con un asiento lo colocábamos a la escasa sombra del murete que se ve en la foto. También pueden apreciarse los restos de la espuma que se produce al frotar.
El proceso requiere esperar unos quince minutos a que los principios químicos hagan efecto. Así que, mientras ellos trabajan, he de decir que parece que hay otras alternativas a la compra de este tipo de limpiadores ya preparados. Mi buen amigo Patxi me habló del ácido oxialico que parece que te deja la madera blanca e impoluta para cualquier tratamiento posterior que quieras darle. No lo he probado pero prometo hacerlo en un futuro.
Pasado el tiempo estipulado hay que retirar cualquier resto de limpiador por el expeditivo sistema de volver a empaparlo con litros de agua. Nosotros, obedientes, nos aplicamos diligentemente.
Algunos podrían preguntarse que sentido tiene limpiar una madera en la que se ha empleado un tiempo previo para lijarla y sacar su color original eliminando todo resto de suciedad. Entiendo que la limpieza química lleva aparejada una labor de eliminación de bacterias y hongos ademas de tener la posibilidad de acceder a zonas a las que, de intentarlo con la lija, por ejemplo, se les eliminaría materia de forma importante.
Decidimos dejar un par de días para que la madera se secase antes de acometer la siguiente fase: la aplicación del brillo. Volvimos a elegir la gama Yachticom pensando que se complementaría mejor con el producto de limpieza anterior.
Una vez mas todo comienza con empapar la madera que va a recibir el producto. De la misma forma conviene que el sol no seque demasiado rápido la zona donde trabajar así que volvimos a resguardar los asientos a la sombra del muro del muelle. Muchos ya habrán deducido de la foto anterior que la aplicación de este tratamiento es similar al de cualquier pintura: brocha y poco mas.
Como se ve, a pesar de estar a finales de octubre, el calor era importante y el sol caía inmisericorde sobre el pantalán. Esta vez tuvimos la inmensa suerte de contar con la ayuda de nuestro amigo Tomi con lo que el trabajo se finalizó a toda velocidad al ser tres personas las que andaban dándole a la brocha.
Como ya viene siendo habitual, tras los quince minutos de rigor en espera de que el producto haga efecto, se finaliza todo con litros de agua, lavando a fondo cada madera tratada. Sin embargo, en contraposición a lo que comentaba durante la limpieza que se podía ver la zona donde se había limpiado de donde no, en este caso no estoy seguro de que este tratamiento de brillo haya surtido efecto alguno. Lo cierto es que yo no aprecio diferencia alguna entre antes y después de su aplicación. He visto vídeos en los que se percibe de forma clara un cambio sustancial después de dar el producto. En mi caso no hay ninguna variación, ni para bien ni para mal. Pero como me quedaba la duda de si se necesitaría la última parte del tratamiento, la del aceite, para apreciar sus resultados, decidí terminar y acometerlo antes de opinar.
He comprado aceite para teca Star Brite a la tienda Francobordo a través de internet. Ahora dudo de si comprando el mismo producto pero, por ejemplo, para muebles de teca de terrazas o jardines, no me habría salido mas económico y con los mismos resultados. Me he prometido probarlo pero si alguien tiene respuesta para esta pregunta agradeceré, como siempre, me informe al respecto.
Otra vez, y van...., se trata de pintar pero con el aceite. Dada la superficie que tenía que pintar había calculado que con medio litro sería suficiente. Craso error de novato. Apenas había empapado la brocha en aceite y dado la primera pincelada me di cuenta de que, si me descuidaba, no tendría suficiente: la madera chupaba literalmente el aceite que, por otra parte, tampoco tenía la densidad que yo esperaba en comparación con los aceites de uso habitual como el de oliva o de motor. Este era mucho mas líquido.
El requisito básico para la aplicación de esta fase del tratamiento es que la madera esté bien seca y, supongo, que eso, sumado al hecho de que no había recibido cuidado alguno durante años, hacía que la madera estuviera sedienta y se bebiera ansiosamente el líquido aceite.
Por si alguien se ha quedado con la duda, diré que me llegó justito para los cuatro asientos, las dos partes del suelo y la caña del timón que también había recibido su sesión de puesta a punto. Eso si, terminé el trabajo casi a oscuras ya que, con este dichoso cambio de hora, a las seis y media de la tarde ya está anocheciendo con lo que apenas tienes dos horas y media, suponiendo que comiences a las cuatro, de tiempo efectivo para finalizar la tarea. Así quedó ya instalado esa misma noche.
Y esta es una foto, usando flash, del suelo.
Sabía que ese aspecto brillante y pulido cambiaría cuando terminase de secar y se absorbiese totalmente. Tras tres días de espera, volví a comprobar el resultado y me encontré esto.
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